Donde nace el agua y la vida
– experiencia de siembra y cosecha de agua
El cambio climático es real, y pasa en este mismo momento; está generando menor rendimiento en actividades agropecuarias, aumento de riesgo de sequias y escasez de agua en la sierra e inundaciones en la costa (fenómeno del niño global), pérdida de la biodiversidad, incendios forestales, olas de calor por encima de lo normal y es la mayor amenaza para la existencia de la humanidad y seres vivos en el planeta tierra.
Estudios realizados por UNESCO refiere que el Perú posee cerca del 90% de glaciares tropicales del total mundial. Los glaciares dentro del ecosistema juegan un rol importante que es la de retener las aguas de lluvia en forma sólida en las cordilleras, además regula la temperatura del ambiente, sin embargo, éstas podrían perderse entre el 78 y el 90 % a finales del siglo. En Ayacucho, donde trabaja la organización Huñuq Mayu, los glaciares representan 34,667 Km2, de las cuales casi el 80% de ellas se han perdido.
Viendo estos riesgos crecientes en el país y en el mundo, y la necesidad real en términos de acceso en las comunidades campesinas, en el año 2005 Huñuq Mayu inicio el despliegue de acciones comunitarias enfocadas en la siembra y cosecha de agua, en la recuperación y protección de acuíferos con productos de la zona y de bajo costo amigables al medio ambiente que combinan tecnología moderna para las innovaciones rurales, además de potenciar el dialogo intergeneracional e intercultural basada en saberes ancestrales de las comunidades, y fortalecer la cultura organizacional con un sentido de propósito colectiva para la resiliencia y adaptación de sus territorios.
- En ese momento, hablar de cambio climático era muy poco conocido en la población general, era propio de académicos y de las cumbres internacionales, dice Alberto Chacchi Meneses, director de Huñuq Mayu.
- Recordamos al inicio de nuestro trabajo, había resistencias en las comunidades, no se avizoraba con claridad los riesgos hídricos crecientes y con alta variabilidad y periodos largos de sequía. Había mucho escepticismo y hasta decían que estábamos locos, “como vamos a sembrar y cosechar agua” pero el tiempo nos dio la razón, los hechos demostraron que estuvimos en el camino correcto, afirma Alberto.
La siembra y cosecha de agua son técnicas practicadas por los antepasados para adaptar a los desafíos de la naturaleza derivados de los procesos de variabilidad climática.
Consiste en retener las agua en cabederas de cuenca mediante la recarga hídrica construyendo diques artesanales con recursos locales, mejorar la conservación de los suelos a través de la forestación y reforestación con plantas nativas propias que ayudan a la recarga hídrica, se fomenta la recuperación de las praderas altoandinas mediante la rotación, la protección de las fuentes de agua (manantiales y bofedales), las zanjas de infiltración con la finalidad de mejorar las condiciones de acceso al agua durante todo el año, incluso en tiempos de estiaje.
- La capacidad de organización comunitaria ha experimentado una revitalización, centrándose en estrategias de zonificación y planificación de los territorios comunitarios. Esto ha tenido un impacto significativo en los medios de vida de las poblaciones, mejorando las prácticas de pastoreo y la planificación territorial. Además, se ha destacado el liderazgo de las mujeres en la participación del desarrollo de los territorios comunitarios, concluye Alberto.